Tengo quince años y escribo en el cuarto de los aperos, sobre una mesa que mi abuelo ha improvisado con cuatro maderas y que cojea con el movimiento de la mano. Hace frío, la nieve acecha las casas enjalbegadas. Me gusta meterme aquí y oír el murmullo del río, ver el cuerpo de mi abuela arrojando a los gatos tacos de tocino y restos del arroz del mediodía, con el cuerpo tan doblado que parece un compás. A esta edad uno sueña con grandes cosas. Grandes planes que uno piensa cumplir a rajatabla. Todavía no sé que de todo cuanto fantaseo sólo habrá una cosa quince años más tarde que sobreviva: un hombre de treinta en otra mesa igual de precaria que deseará escribir con la misma ingenuidad con que lo hago ahora, a los quince.
Hablamos de un narrador, de un poeta, que averigua en los gestos menores la trascendencia de las grandes preguntas, y sus respuestas, GONZALO GRAGERA.
Los lectores de Montiel, cada vez más, no necesitan reseñas: saben lo que van a encontrar en sus meditaciones y cuánto nos convienen. Es a quienes no se hayan acercado todavía a su escritura a quienes hay que impulsarles a que lo hagan: encontrarán descanso y belleza, JUAN MARQUÉS.
Jesús Montiel, nacido en Granada en 1984, es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de su ciudad natal, Doctor por la Universidad Complutense de Madrid y trabaja como profesor de Lengua y Literatura. Ha publicado hasta la fecha cuatro poemarios: Placer adámico (Premio de Poesía Universidad Complutense de Madrid, Editorial Complutense, 2011), Díptico otoñal (Premio de Poesía «Leopoldo de Luis», Tritoma Ediciones, 2012), Insectario (Premio Internacional de Poesía «Alegría», colección Adonáis, Ediciones Rialp, 2013) y La puerta entornada (Libros Canto y Cuento, Colección DKV de Poesía, 2015).