El 4 de noviembre de 1931 Kazimierz Nowak parte de Poznan y el día 26 pisa de nuevo el continente africano para cumplir su plan de atravesarlo de norte a sur. Desde Trípoli va a recorrer varios miles de kilómetros en dirección al sur en la bicicleta que tiene desde hace siete años y que merece toda su confianza. Su llegada al oasis de Maradah en el Sábado Santo de 1932 causa consternación entre los funcionarios a cargo del puesto. Nadie puede entender qué está haciendo un ciclista polaco en medio del desierto.