«Los versos de todos los poetas de la Grecia Antigua están recorridos de ritmos y rumores marinos, de estertores de olas; de las espumosas crines de los hipocampos, del brillo elástico de los delfines, de los centelleantes senderos líquidos, solares o lunares. La imaginación helénica del mar es copiosa y tonificante. Nos surte de
una memoria entrecruzada de barcos, de hombres y de dioses; de delfines miríficos, de golpes de remos, de vientos húmedos, de mástiles que no olvidan su destino amparador de árbol en el mar, de cadáveres semidevorados de marineros,
de conchas ofrecidas como exvotos, de redes exhaustas, de olor de algas, de puertos saludados ». Aurora Luque habría deseado que en su primera juventud existiera una antología de las múltiples voces que cantaron al mar en griego a lo largo de un periodo de más de mil años. Al no encontrarla, decidió emprender ella misma la tarea: Aquel vivir del mar es su invitación a compartir el trayecto que va de
Homero y Hesíodo a poetas tardíos como Filodemo o Rufino con quienes, como ella, aman el Mediterráneo.
Es poeta, traductora, editora y profesora de griego. Ha dirigido la colección de poesía Cuadernos de Trinacria y, con Jesús Aguado, la colección maRemoto de poesía internacional. Entre sus libros de poemas destacan los títulos Hiperiónida(Premio Federico García Lorca de la Universidad de Granada, 1982), Problemas de doblaje (Accésit al premio Adonais, 1990), Carpe noctem (Premio Rey Juan Carlos, 1994), Transitoria (finalista del Premio Rafael Alberti y Premio Andalucía de la Crítica, 1998), Camaradas de Ícaro (Premio Fray Luis de León, 2003), Haikus de Narila (2005) y La siesta de Epicuro (Premio Generación del 27, 2008). Su obra poética ha sido recogida en antologías como Las dudas de Eros (2000), Portuaria (2002), Carpe verbum (2004), Carpe amorem (2007) o Fabricación de las islas (2014). Sus reflexiones sobre la poesía se recogen en Una extraña industria (2008). Ha traducido a los poetas Meleagro, María Lainá, Safo, Catulo, Louise Labé y Renée Vivien, editado a la dramaturga María Rosa de Gálvez y antologado la obra de autores como Caballero Bonald.