Berlín, 1936. Bernie Gunther creía estar curado de espanto, pero ahora que ha abandonado el cuerpo de
policía y se ha hecho investigador privado, el recuerdo más sórdido del Berlín de toda la vida le resulta incluso
entrañable. Al menos si lo mira desde la perspectiva de la subcultura nazi, en la que cada nuevo caso parece hundirle
un poco más. Violetas de marzo, eufemismo usado por los primeros nacional-socialistas para referirse a los advenedizos,
da inicio a una trilogía narrada desde un punto de vista dolorosamente privilegiado, situada en momentos clave del
espantoso transcurso de la Europa siglo XX, que en la obra de Kerr se parece mucho a la historia universal de la
humanidad.
Philip Kerr (Edimburgo, 1956) es uno de los escritores escoceses más reputados del momento.
Tras graduarse en Derecho por la Universidad de Birmingham, trabajó para varias agencias de publicidad. En 1989,
decidió dedicarse a tiempo completo a su vocación literaria y publicó Violetas de marzo (SN, 31), la primera entrega de
la serie protagonizada por el detective Bernie Gunther, que se extiende a ocho novelas más: Pálido criminal (SN, 34),
Réquiem alemán (SN, 35), Unos por otros (SN, 4), Una llama misteriosa (SN, 14), Si los muertos no resucitan (SN, 36),
Gris de campaña (SN, 96), Praga mortal (SN, 200) y El hombre sin aliento (SN, 280). Autor consagrado de género negro y
criminal, su novela Si los muertos no resucitan fue galardonada en 2009 con el III Premio RBA de Novela Negra.