Tres fueron los hombres que se enfrentaron al embrujo de las sirenas, esas extrañas aves que atraían irremediablemente a los marineros con su canto: Ulises, que se hizo atar de pies y manos al mástil de su navío, escuchó y sobrevivió; Orfeo, que en la expedición de los Argonautas vislumbró el mortal peligro de su música y lo neutralizó con las notas de su cítara; y Butes, navegante y compañero del anterior en la misma aventura, que sucumbió al hechizo y se arrojó de la nave.
Quignard plantea la dicotomía de elegir entre el salvaje nihilismo del instante o la cómoda muerte por anquilosamiento a manos de las formas sociales. En estos tiempos en los que hasta la propia disidencia está definida como parte de la renovación del sistema, existen por fortuna, a manera de respiro, algunos antiguos contemporáneos como Quignard, uno de los pocos «escritores más silenciosos que los demás, en páginas más mudas todavía». «Butes es un bello ejemplo del modo de escribir de Quignard.» Le Monde
Pascal Quignard nació en 1948 en Verneuil-sur-Avre, Normandía. Es autor de numerosas novelas (El salón de Wurtemberg, Todas las mañanas del mundo, Terraza en Roma, Vida secreta) y de «pequeños tratados», como él los llama, en los que la ficción está entretejida con la reflexión. En 1994 publicó El sexo y el espanto. Entre otros premios, en 2002 obtuvo el Goncourt por Les ombres errantes, primer tomo de la obra titulada Dernier Royaume.