¿Es Estados Unidos el imperio del nuevo mundo? El gobierno estadounidense lo niega rotundamente. A pesar de la conquista de dos estados soberanos en un plazo de dos años, a pesar de la presencia de 750 bases o instalaciones militares en más de 130 países y a pesar de su expresa intención de «extender los beneficios de la libertad ... a todos los rincones del mundo», George W. Bush mantiene que «América nunca ha sido un imperio». Para Ferguson, el imperio americano carece de tres de los rasgos básicos que conformaron el imperialismo británico en el siglo XIX: necesita importar capital del resto del mundo para financiar su déficit fiscal y comercial, carece del número necesario de militares y diplomáticos para hacer de policía del mundo, y no tiene la voluntad decidida para perseverar en sus aventuras internacionales. En Coloso, Niall Ferguson traza la historia del poder de Estados Unidos a lo largo del siglo XX y revela la paradójica realidad de que, siendo el imperio más poderoso que haya conocido el mundo, se niega a aceptar las responsabilidades políticas y morales que conlleva el hecho de ser un poder global.