Judith, comprometida e idealista tiene una gran virtud: el entusiasmo. Y un enorme defecto: el exceso de entusiasmo. Desde hace años su vida se centra en su trabajo: es psicóloga y trabaja en un centro de adopciones.Por culpa de una decisión poco afortunada se desencadena un drama. Judith, decide cambiar de rumbo y acepta un trabajo en una ONG dedicada a la acogida de niños en riesgo de exclusión. Aunque su primera intención es pasar desapercibida, no tardará en implicarse en los pequeños y grandes dramas que irá conociendo.En este entorno y de la manera más insospechada, florecerán la esperanza, la ilusión y algún sentimiento inesperado...Tras el éxito de Nunca es demasiado tarde, princesa, Irene Villa conseguirá de nuevo conmovernos y hacernos reflexionar.
IRENE VILLA (Madrid, 1978) está licenciada en Comunicación Audiovisual, Humanidades y Psicología. Es conocida desde el triste día en que la banda terrorista ETA puso una bomba en el coche de su madre y ambas sufrieron amputaciones. Desde ese momento, supo que su vida iba a estar orientada a ayudar a quienes, como ella, tuvieran que superar cualquier barrera. En la actualidad, trabaja como escritora, periodista de opinión en prensa y radio, conferenciante y transmisora de valores en institutos. Colabora, además, con numerosas organizaciones que defienden la libertad, la paz y los derechos de los más desfavorecidos.Desde 2007 integra el equipo de competición de esquí alpino adaptado de la Fundación También y ha conseguido dos oros en los Campeonatos de Cataluña 2010 y la plata en Gigante y Slalom en los Campeonatos de Francia y España 2010.Le han concedido diversos galardones, como el Premio a la ejemplaridad 1991 del Club Rotario MadridPuerta de Hierro, el Premio Niños de Europa de manos de lady Di (Londres, 1992), el Garbanzo de plata 2000 por su valor y coraje, el Joya de Madrid 2001 como ejemplo de paz y de convivencia, la Medalla de ANDE 1998, el Premio Nacional Valores Educativos Colegio Mayor San Pablo 2002, el Micrófono de plata por su libro Saber que se puede en 2005, el Premio Isabel Ferrer 2007, el Gran Cruz al Mérito Humanitario y el Premio fundación Miguel Ángel Blanco a la convivencia en 2008. En 1992 fue nominada para el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y para los Premios de la Victoria (Washington)