Este libro colectivo trata de señalar el origen de las actitudes democráticas que suponen las primeras manifestaciones antifranquistas en las provincias de Castilla y León, articuladas en torno a varios temas: primero desde el movimiento obrero y su creciente conflictividad, hasta poner de relieve las malas condiciones de trabajo que coadyuvan a explicar la necesidad de un cambio político que irradia desde las cuencas mineras a los sectores y provincias que acrecientan su industrialización, desde León y Palencia a Burgos y Valladolid. En las principales fábricas y empresas vemos como se consolidan las primeras estructuras sindicales de clase, las ?comisiones de obreros?, que marginan al sindicato oficial, respondiendo directamente a las demandas de los trabajadores.Se analizan, también, los escasos espacios de ocio entre cuyas rendijas podría prender el debate contra el monopolio cultural de la dictadura; son las asociaciones recreativas o los cine-clubes y teleclubes, así como los primeros movimientos sociales de carácter político que estaban apareciendo. No eran sólo los obreros y los estudiantes los que se levantaban contra el franquismo sino, también, otros sectores como las agrupaciones vecinales, las organizaciones feministas o los ecologistas. Del mismo modo, las reclamaciones del mundo rural, que en las provincias castellanas y leonesas podría parecer que dormitaban pero no era así, ya que en sus manifestaciones evidenciaban el descontento.