Amadeo Escolano es enviado a Congostium por el Gobierno español para conocer ese singular país y tratar de extraer conclusiones. No dejará de sorprenderse, gratamente, a cada paso, ante los logros de esa singular república. Allí han adoptado el latín como lengua única, tras comprobar los males de una desbocada proliferación de lenguas oficiales. Congostium es una auténtica meritocracia, una suerte de paraíso político donde cada cual recibe según sus capacidades y su esfuerzo; los políticos son todos honestos, están bien formados y se mueven por ideales colectivos; se rinde culto al deporte y a la cultura, especialmente a la clásica. Esta amena y desenfadada ficción política llena de humor contiene una buena dosis de parodia de nuestras democracias, tan imperfectas, y es, al mismo tiempo, un tributo a la democracia primigenia, la de griegos y romanos, y a su cultura, a la que tanto debemos.