TWAIN, MARK / PEREZ GALDOS, BENITO / KIPLING, RUDYARD / STEVENSON, ROBERT LOUIS / MACHEN, ARTHUR / LONDON, JACK / MAUPASSANT, GUY DE / PARDO BAZÁN, EM
Los mejores relatos policiacos de los grandes narradores de la literatura universal.
Desde que a mediados del siglo XIX Edgar Allan Poe fijara las reglas del género detectivesco, este obtuvo rápidamente carta de naturaleza. Un tipo sofisticado de literatura, cuyo punto de referencia estético se basa en la variación de incidentes y hallazgos, tramas narrativas diversas y personajes distintos que comparten un espacio, y en el que se combina la naturalidad en el uso de palabras cotidianas ;la «suavidad engañosa» de la que hablaba Raymond Chandler; con la retórica del morbo.
El crimen atrae no solo porque es el único acto que podemos «resolver» en relación con la muerte, sino porque además falsea nuestra realidad cotidiana otorgándole una coherencia de la que normalmente suele carecer. La novela clásica se convierte así en novela de investigación, presentando el hecho criminal como un enigma para la razón, como un desafío que será el soporte del pacto entre el texto y sus lectores.
La popularidad del relato policiaco fue afianzándose en todo el mundo a lo largo de las décadas posteriores y, aparte de los narradores adscritos únicamente al género, otra clase de escritores no lograron resistirse, como no podía ser menos, a su indudable atractivo y probaron ocasionalmente a hacerlo suyo. De entre estos francotiradores, esta antología presenta a una veintena de autores de primerísima fila que no dudaron en intentarlo, aunque sus notables resultados hayan quedado a menudo sepultados injustamente por sus reconocidas obras mayores. Se trata pues aquí de recuperarlos y comprobar que no solo salieron airosos del reto, sino que destacaron además por su original enfoque y la depurada calidad de su prosa.
Walt Whitman, Thomas Hardy, Guy de Maupassant, Antón Chéjov, Benito Pérez Galdós, R. L. Stevenson, Rudyard Kipling, Stephen Crane, Jack London, Mark Twain, O Henry, Guillaume Apollinaire, Emilia Pardo Bazán, Jospeh Conrad, Saki, Franz Kafka, Katherine Mansfield, Edith Wharton y Arthur Machen.
Mark Twain es el seudónimo con el que firmaba Samuel Langhorne Clemens (Florida, Missouri, 1835-Reddind, Connecticut, 1910). Norteamericano enormemente inquieto, su vida fue un constante ir y venir. Dejó la escuela a los trece años para entrar de aprendiz en una imprenta. Realizó las tareas más diversas y, sobre todo, escribió muchísimo. Con todo, jamás abandonó los estudios y se doctoró en letras y en leyes. Viajó por América y Europa y visitó Palestina y las islas Hawai. Su vida está plagada de anécdotas divertidas que demuestran una profunda independencia personal, un rechazo total a vivir con ataduras. Dio conferencias por todas partes y fue nombrado doctor honoris causa por la universidad inglesa de Oxford, una de las más prestigiosas del mundo. Su vida literaria se caracteriza por una producción muy abundante, llena siempre de humor, de un humor que con los años se fue volviendo agrio, profundamente crítico e incluso agresivo. En algunas de sus obras, como Las aventuras de Tom Sawyer, Mark Twain narra muchos hechos de su infancia, marcada por una sociedad, según él, estrecha y puritana.