EMILIA PARDO BAZÁN / LILLETTE GOBIN (Ilustración)
Son tan actuales hoy los cuentos de Emilia Pardo Bazán porque a su talento literario y su imaginación se unen una fina sensibilidad, un gran conocimiento del ser humano y un deseo irrefrenable de dejar al desnudo sus pasiones, debilidades y tropiezos racionales con los que se teje y desteje la mortal madeja de su destino. A esto se empareja su dominio de la narración, su gusto por el cuento corto, y el don que Bazán tiene para construir o edificar por medio de la ?anécdota? o el ?chisme? una gran historia ?de cuya moralina mucho se aprende?, escrita con elegancia, sobriedad, y siempre con dosis de misterio, intriga y guiños al lector.
En el carácter vital y transgresor de la letra de Bazán se respira la tensión política de la España de finales del XIX entre tradicionalismo y liberalismo. El escenario literario de los cuentos de la excepcional narradora gallega representa la transición entre el romanticismo tardío y el modernismo. Tragicómicos y románticos, sátiro-burlescos e intencionadamente recatados, llenos de picardía y de malicia unas veces, otras plagados de esperanza e inocencia, exhiben la decadencia moral de una aristocracia rural aislada de la realidad.
¿Qué mejor escenario para denunciar una moral tradicional caduca que el terreno de las pasiones humanas? Y es que solo el amor, sea en versión salvaje o en versión tradicional, es capaz de librar a los hombres del tedio de la existencia de la vida aldeana, y quizá aún más a la mujer hogareña española, que se asfixia metida en el estrecho corsé de la vida recatada ejemplar.
Porque todos amamos y necesitamos saber cómo amar, por eso estos cuentos, que no son otra cosa que descripciones de diversos tipos de amor, o desamor, y de distintas formas de experimentar este sentimiento, esta lectura es un regalo.
Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851 - Madrid, 1921) fue novelista, poeta y crítica literaria. Pertenecía a una familia noble, lo que le facilitó una educación propia de su estatus social. La corriente que primó en sus escritos fue el Naturalismo, por lo que se considera una de sus introductoras en España. Además de su actividad literaria fue consejera de Instrucción Pública, activista del feminismo y, desde 1916 hasta su muerte, profesora de Literaturas Románicas en la Universidad de Madrid. Sitúa la trama de La tribuna (1883) en una fábrica de tabaco y adopta la corriente naturalista en Los pazos de Ulloa (1986), donde se vislumbran las atrocidades medievales de la vida rural gallega. En La madre naturaleza (1887) trata el incesto e Insolación (1899) y Morriña (1899) cierran su vertiente naturalista. Destacó también como ensayista y crítica, ejemplos de ello son La revolución y la novela en Rusia (1887) y La cuestión(1882-1883).