A lo largo de su dilatada trayectoria, Antonio Fraguas de Pablo, Forges, retrató con increíble agudeza medio siglo de intrahistoria de España, esa que no sale en las noticias de los periódicos, la que está formada por pequeñas instantáneas de cotidianidad y que es, al fin y al cabo, un pedacito de realidad.
Y en ellas el amor es uno de los principales protagonistas, ingrediente esencial y motor de la vida y de los personajes que transitan por ella. Pero no es el amor romántico, ese sentimiento etéreo y platónico, lo que quiso reflejar Forges en sus chistes, sino el día a día de la vida en pareja y las relaciones personales, en el que hay mucho amor, pero también odio, rencillas y discusiones, ligues e infidelidades, sexo y erotismo
En eso reside la genialidad del maestro: en haber sabido retratar a la perfección a veces con ironía, otras con ternura, siempre despertando una sonrisa la vida misma. Esa que también consiste en luchar por el mando a distancia, librarse de poner la lavadora, intentar sobrevivir a los hijos o procurar salir ileso de las reuniones familiares.
Antonio Fraguas de Pablo nació en Madrid el 17 de enero de 1942, en una familia de nueve hermanos. Después de suspender varias veces la reválida de 4.º, gracias a su ingeniosa interpretación de las matemáticas, en 1957 ingresa como técnico en la naciente Televisión Española, donde, mientras estudia variadas e inconclusas disciplinas, inicia su carrera profesional como dibujante de chistes en 1964. Casado con Pilar Garrido desde 1967, curiosamente también tiene cuatro hijos y tres nietos.