Sintetizar una novela en una imagen, capturando para siempre su esencia en una ilustración que estará unida a ella desde entonces, es una tarea complicada y arriesgada, pues no sólo ha de hacerse un trabajo llamativo a primera vista, sino que ha de seguir funcionando después de la lectura de la obra, cuando el lector ya ha sido transportado al universo conjurado para él por el escritor.