El Támesis ya no refleja nada y Londres agoniza en las secuelas de una invasión. Quienes no han muerto o desaparecido resisten como pueden, solos, en pandillas o integrados a las erráticas tropas que todavía buscan un significado para una guerra que parece perdida. La humanidad se disgrega, despavorida. Hasta hace poco, unos seres -los imagos-, prisioneros olvidados del hombre, habitaban el otro lado de los espejos condenados a la imitación; ahora gobiernan el cielo, anidan en estaciones de subterráneo y combaten en las calles bajo formas vacilantes. Neutral pero no indiferente, Sholl, el protagonista, ha estudiado a ambos bandos y cree tener un plan para poner fin a la guerra.
China Miéville. Londres,1972. Este autor, de arraigadas convicciones sociales, cursó sus estudios en Cambridge y Harvard. Su interés por la política lo llevó a ser candidato del Socialist Alliance Party en las elecciones al Parlamento británico de 2001. Por los múltiples galardones recibidos hasta el momento, su carrera se asemeja a la de otro gran autor anglosajón de ficción, Iain M. Banks.Heterodoxo, atípico y dueño de una prosa rica, fruto de una peculiar amalgama de influencias tan dispares como el surrealismo, Lautreamont, Kafka, Bulgakov, Cortázar, Mervyn Peake o Jack Vance, China Miéville es una de las plumas más talentosas del panorama literario del Reino Unido.