El Popol Vuh tiene un indudable interés literario, por su rica imaginería y por ser una obra que contempla la cultura maya preexistente. El Popol Vuh que hoy conocemos fue escrito tras la Conquista en lengua quiché con grafía castellana por indígenas cristianizados. Algunos estudiosos indican que uno de los posibles autores del Popol Vuh es Diego Reinoso. Y se cree que se redactó entre 1554 y 1558, en la antigua capital de los quichés, Gumarkaaj (Utatlán), hoy Santa Cruz del Quiché, o en Chuilá (Chichicastenango), pueblo en que vivieron los sobrevivientes de la nobleza quiché tras su derrota por Pedro de Alvarado. Este libro relata la lucha de los mellizos Hunahpú e Ixbalanqué (los gemelos civilizadores) contra los gigantes Vucub Caquix. Dentro de este planteamiento general, el libro se inicia con la creación y el origen del hombre, surgido a partir del maíz. Después se introduce en la epopeya de los semidioses Hunahpú e Ixbalanqué, los cuales se convertirán en el Sol y la Luna al dar término a su gesta. A continuación el pueblo quiché se extiende, sometiendo a sus vecinos. Una tercera parte ofrece una
Seudónimo de Fray Gabriel Téllez nació en Madrid en 1579 o 1584 (ambas fechas aparecen en su biografía). Siendo muy joven ingresó en la Orden de la Merced y estuvo en América de donde regresó a los dos años para vivir largo tiempo en Toledo, donde fue Superior del convento de los Mercedarios. Se dio a conocer como escritor de comedias con el seudónimo de Tirso de Molina, pero denunciado por su labor teatral dejó de escribir durante diez años. Cultivó todos los géneros en uso en su época y sus obras pueden dividirse en autos sacramentales, comedias religiosas, comedias de historia nacional, comedias de carácter, comedias de intrigas, las grandes creaciones dramáticas y obras en prosa. El elemento relevante de su teatro es la creación de caracteres psicológicos, especialmente femeninos y el uso de una mayor naturalidad. En su obra abundan los paralelismos entre la vida temporal y la eterna, entre la vida religiosa y mundana, entre amores místicos y profanos. Sus dos obras más conocidas son Don Gil de las calzas verdes y El burlador de Sevilla.