Leonel Pereira nació con una cruz dibujada en el cielo del paladar, señal inequívoca, como advirtió su abuela, de que sería un buscador de guacas, es decir, de tesoros enterrados y ocultos. Pereira cumplirá su destino cuando , llegue a El Salado, un pueblo de la España del sur varado en el tiempo y que se ha convertido en una suerte de lugar aparte, enfermo y tal vez condenado. Allí se entrecruzan las vidas de varios personajes: nuestro buscador de guacas, una ama que tal vez amó, el párroco, la cantinera, la sombra de un empresario arruinado, el alcalde, la soltera que sueña hombres y hasta una niña con cola de sirena... Personajes que, como el esparto, dejan marcas en la piel, pero con los que pueden tejerse historias fascinantes capaces de ganarle la partida al paso del tiempo. Luisa González ha conseguido una de esas novelas maravillosas en las que se transporta a los lectores a otro mundo: el mundo de El Salado.