He aquí la historia de Nissen Piczenik, un comerciante de corales de la pequeña ciudad de Progrody que amaba los corales auténticos, criaturas del pez original Leviatán, y sin embargo no supo resistir el engaño de los falsos corales de celuloide. Piczenik tiene el cabello rojo como su mercancía. Toda su atención, su fuerza y su delicadeza están al cuidado de esos objetos vivos que le emocionan con su misterio venido de los océanos. No quiere a su mujer, no ha tenido hijos y sólo una nostalgia ocupa su corazón: nostalgia del padre de los corales, nostalgia del mar. Cuando aparece un vendedor de falsos corales, Piczenik se aviene a comprar algunos, mezclándolos con los suyos; entonces el destino le vuelve la espalda. Una vez más Joseph Roth pone la precisión poética de su escritura al servicio de un relato que posee la simplicidad de los cuentos orales y la ejemplaridad de la parábola. Los avatares de Nissen Piczenik son también los de cuantos renuncian a su vida por un sueño y luego lo traicionan. Como Piczenik, aquel hombre o aquella civilización que comercia con falsos corales sabe que el Leviatán aguarda.