«La democracia y la Constitución, que nacieron casi a la vez que nosotros, nos decían que todo el mundo tenía derecho a ser lo que se le antojara. Toda la sociedad estaba de acuerdo, conjurada para preservar nuestros deseos y nuestras ilusiones. Íbamos a ser lo que quisiéramos. Por eso nos preguntaban constantemente qué queríamos ser de mayores». En esta novela coral y narrada en primera persona del plural, los personajes comparten algo más que la voz que habla en nombre de todos ellos: viven en un mismo lugar simbólico, el de una generación, no ya perdida, sino extraviada a causa de la espera de una señal que les indique el momento decisivo en que realizar la obra, o tomar la decisión, que dé sentido a sus vidas. La madurez ha traído a estos émulos accidentales de los personajes de Beckett la conciencia de que nadie va a darles esa señal, nadie espera nada de ellos: si alguna oportunidad tienen de dar un propósito a sus vidas quizá sea vivirlas para sí mismos o, lo que es lo mismo, simplemente actuar sin público.
Sònia Hermández nació en Terrassa en 1976. Ejerce la crítica literaria en el Cultura/s de La Vanguardia y ha colaborado en múltiples revistas de España y América (Quimera, Revista de Libros, Qué leer, Crítica, etc.) y coordina, a su vez, Quaderns de Vallençana, publicación de la Fundación Juan Ramón Masoliver. Ha cultivado la poesía -La casa del mar (Emboscall, 2006) y Los nombres del tiempo (DVD ediciones, 2010)- y el cuento -Los enfermos erróneos (La otra orilla, 2008)-. La mujer de Rapallo es su primera novela.