La Guayi trabaja como sirvienta en casa de Lala, cuyo padre, Brontë, es un reconocido escritor. Lala y la Guayi se enamoran y planean irse a vivir a Paraguay, a orillas de un lago, donde construirán una casa para la que ahorran haciendo lo que pueden: robar, vender los cuadros de la casa, vaciar bolsillos... Brontë se encapricha con la Guayi y aprovecha su posición para acostarse con ella y, Lala, cansada de su padre egotista, lo asesina envenenándole. Lala viaja el Paraguay y espera allí a la Guayi, que aún debe resolver algunos asuntos. En Paraguay, descubre por Charo el abuelo de la Guayi que la joven tuvo un hijo y que un día lo llevó al lago, donde todavía vive (metafóricamente, es decir, la Guayi mató a su hijo): es el niño pez. Poco después, llega la noticia de que han detenido a la Guayi y que la acusan del asesinato de Brontë. Lala vuelve a Argentina y se propone salvar a su novia, que está internada en el instituto de menores, pero la Guayi, por el sentimiento de culpa, rechaza su ayuda. Lala no se deja vencer y descubre que por noches llevan a algunas chicas del instituto a prostituirse en casas de la zona alta. Lala se presenta allí, hay un tiroteo, salva a su amiga y ambas escapan a Paraguay a vivir a orillas del lago.