Tras el proceso de Nuremberg, siete de los más próximos colaboradores de Hitler Hess, Speer, los almirantes Dönitz y Raeder, Funk, von Neurath y von Schirach fueron encerrados en Spandau, en una prisión reservada para ellos y guardada por las cuatro potencias vencedoras. Basándose en una amplísima documentación, mucha de la cual era hasta hoy secreta, Norman J. W. Goda nos cuenta la conflictiva existencia de esta cárcel en el Berlín de la Guerra Fría, a la vez que el final, generalmente ignorado, de las vidas de sus siete moradores: del almirante Dönitz, sucesor de Hitler y último canciller del Tercer Reich, que ahora pretendía no saber nada de las atrocidades cometidas, o de Albert Speer, que aprovechó la cárcel para fabricar su mito de nazi bueno. Goda consigue, además, descifrar el misterio de Rudolf Hess, el único que siguió en Spandau hasta el final y que nunca se arrepintió de su conducta, empeñado en dar a conocer al mundo su visión de que Hitler no había querido la guerra, sino que fue víctima de una conspiración judía.