A mi abuelo Graciano le llamaban "El Moro".
Era de una fealdad inquietante. Su rostro de ojos rasgados y
pómulos altos descendía hasta el rictus de unos labios apretados
y húmedos de marcado perfil. Sería difícil precisar si aquellas
facciones mongoloides obedecían a un antepasado oriental o a una
genética familiar marcada por la endogamia y sus peores
consecuencias. En su corta pero prolífica vida, mi abuelo
Graciano engendró nueve hijos, tres de ellos subnormales. Sin
embargo, el equívoco apodo lo heredó de su padre, Cecilio
Asparren, un auténtico arquetipo vasco de ojos claros, nariz
prominente y mandíbula rotunda a quien llamaron "moro" a su
regreso de Filipinas, donde emigró en busca de fortuna y solo
encontró su desgracia en un burdel de las cloacas de Manila.
Escritora extemporánea y polemista imbatible, BEGOÑA AMEZTOY ha divulgado desde lso medios de comunicación su particular visión del mundo, que mezcla a partes iguales rigor, frivolidad, trascendencia y un corrosivo y desconcertante sentido del humor. Ha sido guionista de TVE, colabora habitual de programas como " Crónicas marcianas " de Telecinco y " Lo que faltaba " de ETB, y asimismo columnista de El Diario Vasco y El Diario de Noticias. Su trayectoria literaria se inició con una novela en clave esotérica " El círculo " (1991), a la que siguió una incursión en el género negro, " El asesino de Baltimore " (1994). Uno de sus relatos, " El ángel " , mereció el Premio de Narrativa " Imagina Euskadi " 1994 y constituyó el embrión de esta novela, concebida como una antinovela entre la metafísica y la provocación.