Jety, hijo de un campesino pobre de las riberas del Fayum igual a el «gran mar» interior que alimenta el Nilo , no tiene aún dieciséis años cuando su abuelo Jedethotep lo presenta en el templo de Sobek, el dios cocodrilo, donde el sacerdote Mersebek se ocupará de su educación teológica y sentimental. Jedethotep acude al lugar a llevar sus ofrendas. E1 anciano domador reserva sus cobras y áspides para la donación mensual al templo de Amenemhat. Nadie sabe qué uso hacen allí de los reptiles. Ni por qué la fortaleza, cuya silueta domina el valle, es llamada el Castillo de las Serpientes. Se dice incluso que hasta los sacerdotes iniciados se pierden en su dédalo... Una desconocida de inquietante belleza, Iset, surgida de las marismas donde Jety cazaba aves, llevará al joven a dilucidar ese misterio. Pues dos hijos de la tribu de los aamu. cuyas costumbres se están imponiendo sobre las del sabio Egipto, están decididos a acabar con lset, que se ha atrevido a desafiar la ley de su dios para casarse con un hijo de Re. Para protegerla y salvarse él mismo, Jety debe utilizar los secretos que le ha trasmitido su abuelo, que lo hacen insensible a la mordedura de las cobras y le permiten gobernarlas. El destino de un Egipto decadente, sometido a los embates conquistadores de los pueblos asiáticos, ¿se encontrará acaso entre las manos de un simple «señor de las serpientes»?