Al igual que los cínicos de la antigua Grecia, a los que tanto admiró, la trayectoria de Cioran ha constituido un intento desesperado de responder a una inquietud : cómo vivir en un mundo desquiciado y en el que la razón se ha revelado como un mito. Con la implacable precisión de un silogismo, cada uno de sus libros ha revelado minuciosamente, entre el sarcasmo y la lucidez, la nada que somos. «Todo el mundo me exaspera. Pero me gusta reír solo.» Es posible que en este aforismo resida todo el espíritu que sustenta este último libro de E. M. Cioran. Ese maldito yo contiene, pues, aforismos sin temas predominantes, salvo el yo, un yo maldito como todo lo que respira, probablemente porque, como reza en algún lugar de este libro, «si el hombre olvida con tanta facilidad que es un ser maldito, es por que lo es desde siempre». Según declara el propio autor : «En este libro, en el que predomina el Fragmento, las verdades y los antojos se codean de principio a fin. ¿Cómo disociarlos, cómo saber lo que es convicción y lo que es capricho ? (?) Al ser Ese maldito yo una secuencia de perplejidades, encontrarán en él interrogantes, pero ninguna respuesta. Por lo demás, ¿qué respuesta ?». Pero nadie que conozca aunque sólo sea un poco la palabra de Cioran puede pedirle respuestas ; sí, en cambio, puede el lector necesitar las vacilaciones de este «escéptico al servicio de un mundo agonizante» (como se define él mismo aquí) tal vez porque crea con él que «las religiones, al igual que las ideologías, que han heredado sus vicios, no son en el fondo más que cruzadas contra el humor».
E.M.Cioran
(1911-1995), hijo de un pope de la iglesia ortodoxa, nació en Rasinari. Cursó estudios secundarios en Sibiu y después estudió filosofía en Bucarest. Se licenció en 1932 con un trabajo sobre Bergson. Durante el año 1933, escribió su primer libro, En las cimas de la desesperación, publicado al año siguiente en Rumania. En 1936-1937 fue profesor de filosofía en un liceo de Brasov y en 1937 obtuvo una beca del Istituto Francés de Bucarest para hacer el doctorado en París, donde residió desde entonces. En 1939 viaja por última vez a su país. Durante años llevará una vida de «seudoestudiante» matriculado en la Sorbona y se dedicará a leer, escribir y recorrer Francia en bicicleta. En 1946 renuncia a su nacionalidad y adopta el estatuto del apátrida. Un año después abandona el rumano y, con Breviario de Podredumbre, inicia la serie de sus obras escritas en francés, lengua que llegaría a hacer tan suya como el propio rumano.