La pasión por los naipes es uno de los vicios menos importantes de Harry Flashman. Sin embargo, siempre acaba por reportarle más problemas que ganancias. En esta ocasión, Flashman decide embarcarse en un oportuno barco con rumbo a África, antes de caer en manos de sus acreedores, pero lo que no puede imaginar siquiera es que se trate de un barco esclavista cuyo destino son las costas africanas. Como siempre, el azar le asistey no tardará en sacar partido de la situación antes de llegar a América. Un personaje capaz de engañar al mismísimo Abraham Lincoln sin pestañear bien merece ser condecorado, aun a pesar de su probada cobardía y doblez.