Desde los tiempos prehistóricos, los hombres han dejado inscritos sus deseos, sus sueños y sus creencias sobre los más diversos soportes, como por ejemplo las "manos en negativo" descubiertas en ciertas grutas, incluso recientemente, en las costas provenzales. La escritura, en el sentido moderno de la expresión, apareció alrededor del año 4.500 antes de nuestra era, en Mesopotamia, hacia la misma época en que surgieron las ciudades y las necesidades administrativas, dos de las principales condiciones necesarias para su emergencia. Después, desde los signos cuneiformes a los jeroglíficos, de los caracteres chinos a los glifos mayas, cada época y cada cultura ha buscado sus propias respuestas a las necesidades de la comunicación escrita, siguiendo sus propios enfoques más o menos originales e ingeniosos. Algunos sistemas de escritura transcriben únicamente los significados, otros --como el alfabeto-- sólo los sonidos, mientras que unos terceros combinan ambos principios. E incluso hay nuevas escrituras que continúan viendo la luz día a día, como por ejemplo las que sirven para transcribir las lenguas africanas. Este libro, elaborado con rigor y claridad, ilustrado por numerosos gráficos y ejemplos, nos conduce al núcleo de una de las más prodigiosas aventuras humanas: la escritura.
Es soicolingüista y autor de numerosas obras, entre ellas del estudio Roland Barthes, un
regard politique sur le signe (1973), L'Europe et ses langues (1993), Histoire de l'écriture (1996) y Pour
une écologie des langues du monde (1999).