Después de terminar El ángel que nos mira (1929), su primera y aclamada novela, el joven escritor Thomas Wolfe comienza a trabajar en el manuscrito de su segunda gran obra. Lo que el autor, todavía inmaduro, no alcanza a prever es que esa experiencia se va a transformar en una aventura intelectual y emocional que durará más de un lustro. Pronto los poderes del arte se revelarán como fuerzas descomunales que amenazan con destruirlo todo, incluso a su creador, casi ahogado en la tempestad de unos materiales que parecen escapar a su gobierno.
Crónica apasionada sobre la escritura de un libro, despliegue de esa voz torrencial que hizo del estilo de Wolfe algo tan característico, esta Historia de una novela es también un documento maravilloso que nos permite asomarnos a las intimidades de un proceso creativo y, a la larga, nos obliga a establecer conjeturas acerca de las complejas relaciones entre un autor y su editor, que en este caso es nada menos que Maxwell Perkins. El excepcional editor, descubridor de Scott Fitzgerald o Hemingway, es el protagonista secreto de esta historia, un artista a su manera, encargado de modelar la segunda novela de Wolfe a partir de la incontinencia verbal del autor. Rara vez como en este texto es posible ver tan bien difuminados los límites entre la honestidad rotunda y la impostura más radical.
(EE.UU., 1900?1938) Considerado uno de los más importantes narradores norteamericanos de la primera mitad del siglo XX, y admirado por sus coetáneos ?Faulkner dijo que era el mejor escritor de su generación?, su novela El ángel que nos mira obtuvo gran resonancia. Le siguieron otras de igual envergadura, como Del tiempo y el río, cuyo proceso de escritura protagoniza Historia de una novela (Periférica, 2021). Wolfe es recordado especialmente por sus piezas maestras en formato breve, que Periférica comenzó a rescatar en 2011 con la publicación de, entre otras, El niño perdido o Hermana muerte.