Hace tres mil años, bajo mandato de la divini- dad, el Arca de la Alianza fue creada en el Monte Sinaí por el pueblo de Israel, y trasportada poste- riormente a Jerusalén. Allí, en el Templo, fue ado- rada como el más divino de los objetos sagrados. Se trataba de la reliquia que justi caba la relación directa de Dios con su pueblo elegido en la Tie- rra. Pero, en algún momento de este remoto pa- sado, el Arca desapareció. Los diferentes indicios que los textos legaron dieron origen a una búsqueda que ha inspirado a creyentes y cazadores de fortunas durante mi- lenios, convirtiendo el Arca en uno de los tesoros más codiciados desde la época de las cruzadas hasta la actualidad, llegando a convertirse en la reliquia icónica de la cultura pop de los ochenta. Pero en realidad, la legendaria Arca perdida no se encontraba tan perdida, sino a salvo, escondida en una iglesia de Etiopía, donde había sido trasladada secretamente hace más de mil años, y donde aún se conserva. O eso dice la leyenda.
Francisco, Tito, Vivas es Licenciado en Historia por la Universidad de Alcalá (uah), con especialización en Egiptología, estudios cursados en el Departamento de Egiptología de la Universitàdegli Studi di Pisa, Italia.Ha participado como arqueólogo e historiador en la dirección de la excavación del interior del túmulo qh33 en la necrópolis faraónica de Qubbet el-Hawa, en Aswan o la excavación de la tumba del mayordomo de Amón Senenmut.
Desde hace cinco años se dedica al desarrollo de nuevos conceptos turísticos desde enfoques académicos y científicos.