Ateniéndose a la tradición pedagógica horaciana de que la demostración visual es más efectiva que cualquier introducción verbal, Ripa avanzó en el camino de la tradición hermética de las culturas de la Antigüedad. Tomando como referencia los Jeroglíficos de Oro Apolo y la Hyeroglyphica de Piero Valeriano, y acudiendo a las más diversas fuentes literarias (Homero, Horacio, Ovidio, Virgilio, Estacio, Ariosto, Dante, Petrarca, Tasso, San Agustín, Santo Tomás, etc.), Ripa creó con su obra el primer discurso sistematizado de texto e imagen sobre las alegorías, los emblemas, los atributos y los símbolos que según uno de los editores de la obra personifican las pasiones, las virtudes, los vicios y todos los diferentes estados de la vida humana.