Cuando los directivos de la compañía software Monkeewrench se dan cuenta de que un criminal está reproduciendo los asesinatos de uno de sus juegos de ordenador, no se lo pueden creer. Una mujer joven y un hombre que había salido a hacer footing ya han muerto y ellos, especialmente su fundadora, Grace McBride, se encuentran en una disyuntiva: o bien hablan con la policía, o bien dejan que Monkeewrench sea acusada de inspirar y propiciarlos asesinatos. Desesperados por evitar más muertes, Grace y su equipo estudian a las víctimas de su videojuego para intentar averiguar quién será el próximo. Lo que ellos no saben es que el detective de homicidios de Mineápolis Leo Magozzi anda tras ellos porque ha descubierto que las identidades de McBride y sus colegas son inventadas por razones que el FBI no quiere comentar pero que Magozzi ha descubierto que les relacionan con otra serie de asesinatos una década antes en Atlanta. Tracy un seudónimo tras el que se esconde un equipo de madre e hija consigue todo lo que se espera de un thriller: un argumento trepidante e impredecible, que combina la investigación policial con la intriga tecnológica, una miríada de personajes bien construidos y diálogos chispeantes.