La intención de La expresión de las emociones -escribe Jesús Mosterín en el prólogo- uno de los libros más fascinantes de Charles Darwin, era describir las principales acciones expresivas en el ser humano y otros animales, principalmente en los primates y animales domésticos (perro, gato, caballo, etc.) y explic ar el origen y desarrollo de esas acciones. La comparación de resultados permitió a Darwin identificar diversas expresiones faciales universales, lo cual apunta a un origen común y viene a apoyar la teoría de la evolución por selección natural, que es lo que pretendía. Por añadidura, dicha información y su interpretación evolucionista cuestionaba frontalmente las teorías racistas de la época, que pretendían que los europeos procedían de un ancestro más avanzado. Además, apenas digeridos todavía los revolucionarios conceptos vertidos en El origen de las especies, La expresión de las emociones fue de nuevo un libro radical, y en algunos aspectos lo sigue siendo.