«Cuenta el Génesis que una vez expulsado del seno familiar tras el asesinato de Abel, el fugitivo Caín y su horda fundaron la primera ciudad. Caín quiso construir con sus propias manos aquel paraíso del que sus padres tanto le habían hablado y restañar así con un gesto de soberbia la herida de una expulsión injusta. La invención de la ciudad cainita es coincidente con la invención de la historia.» A partir de esta anécdota fundacional, Félix de Azúa, con la brillantez estilística que le caracteriza, ha reunido en La invención de Caín la mayoría de sus escritos sobre ciudades y ciudadanos, sobre las urbes y sobre algunos urbanitas. Desde Venecia a Barcelona, pasando por Salzburgo, Múnich o Nápoles, entre otras, Azúa analiza, desmenuza y satiriza con la perplejidad de un turista sin guía muchos de los mecanismos internos que constituyen ese lugar que él califica como «nuestro hogar». «En la ciudad nosotros hacemos nuestra propia ley, una ley sin dioses ni bestias. Tal es el motivo por el que me ha parecido no del todo inútil reunir algunas páginas escritas en el hogar de las ciudades.»
Félix de Azúa nació en Barcelona. Licenciado y doctorado en Filosofía, profesor de Estética y colaborador habitual del diario El País, fue conocido gracias a su inclusión en la antología Nueve novísimos poetas españoles. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Lengua de cal y Farra. Su poesía completa está reunida en el volumen Poesía (1968-1989). Ha publicado las novelas Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su parcela ensayística es amplia y destacada: Baudelaire, Lecturas compulsivas, Diccionario de las Artes y La invención de Caín. Sus dos últimos ensayos publicados han sido Cortocircuitos: imágenes mudas y Esplendor y nada. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis.
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