No es la tercera parte, es una obra aparte.
La Universidad, el bastión del conocimiento, atrae a las mentes más brillantes, que acuden para aprender los misterios de ciencias como la artificería y la alquimia. Sin embargo, bajo esos edificios y sus concurridas aulas hay un laberinto de túneles antiguos, de salas y habitaciones abandonadas, de pasillos serpenteantes y semiderruidos
La Subrealidad. Allí vive Auri. Tiempo atrás fue alumna de la Universidad. Ahora cuida de este otro mundo, para ella acogedor, maravilloso, en el que podría pasarse la eternidad mirando. Ha aprendido que hay misterios que no conviene remover; es mejor dejarlos en paz y a salvo. Ya no se deja engañar por la lógica en la que tanto confían en lo alto: Auri sabe reconocer los sutiles peligros y los nombres olvidados que se ocultan bajo la superficie de las cosas.