GONZÁLEZ PIQUÍN, LUCÍA / RODRÍGUEZ, GOYO (Ilustración)
Toledo, marzo de 1604. El joven Diego se ha quedado huérfano y deambula por las calles en busca de alimento. Mientras pide limosna en la puerta de la catedral, un hombre le ofrece trabajo como sirviente. Pronto se dará cuenta de que su patrón es gran amigo del Greco, el pintor más ilustre de la ciudad, y al cabo de un tiempo comenzará a trabajar de aprendiz en su estudio.
Diego se convertirá en amigo y consejero de su maestro, y ayudará al Greco a pintar un hermoso cuadro dedicado a su ciudad adoptiva, Toledo. Una perla iluminada y embellecida con los pinceles de este artista inmortal que hoy, cuatro siglos después, nos sigue causando admiración.
Lucía González Piquín nació en Oviedo en 1991, y escribe desde que era muy pequeña. A pesar de su juventud, ha ganado varios premios literarios, entre ellos, el Concurso de Cuentos «Los Hórreos» del Ayuntamiento de Mieres en 2001 y el primer premio del XLV Concurso Nacional de Redacción de la Fundación Coca-Cola en 2005. En la actualidad, reside en Santander.