La autora de Dios vuelve en una Harley nos ofrece un relato conmovedor, que nos habla de la fuerza de los ideales y de la sabiduría del corazón. La escritora free lance Margaret Durán ha desaparecido misteriosamente. Su último encargo para la revista Soltero en San Diego debía versar sobre el controvertido tema de una enorme cruz, levantada en Monte Soledad, en memoria de los caídos en todas las contiendas en que participó Estados Unidos desde la Primera Guerra Mundial. Algunos sectores se han quejado por considerar que ese símbolo cristiano discrimina a los que pertenecían a otra religión o eran ateos o agnósticos. Un día, el detective asignado al caso recibe un manuscrito firmado por Margaret# Al adentrarnos en los sucesos que antecedieron a su desaparición, descubriremos una historia de amor que supera las barreras del tiempo y la distancia.
Dios vuelve en una Harley es la primera novela de esta escritora norteamericana, que vive y trabaja actualmente en California. Partiendo de una sociedad en la que el culto al cuerpo y a la juventud son casi un dogma de fe, la autora profundiza en las falsas necesidades que la cultura occidental impone, buscando rescatar un concepto antiguo y perdido: la felicidad. Un camino largo y circular, porque comienza y termina en uno mismo. En la línea de la reciente corriente de pensamiento norteamericano que invita a la aceptación y al reencuentro con nuestra propia naturaleza, Brady propone un nuevo sendero hacia la espiritualidad que transcurre por los vericuentos de la vida cotidiana.