Japón, mediados del siglo XIX, el país vive las vertiginosas reformas modernizadoras y aperturistas de la era Meiji. Pero éstas no terminan de calar en la sociedad donde perduran las viejas tradiciones feudales, sobre todo las que afectan a las mujeres. Tomo está casada con un alto funcionario municipal, Yukitomo Shirakawa. Fue educada para cumplir el tradicional rol de mujer en el seno de un clan samurái: preservar la unidad familiar, garantizar la seguridad de los hijos, y obedecer y satisfacer al marido, incluso a costa de su propio sacrificio. Tomo no sólo debe soportar las humillantes infidelidades de su marido, sino que incluso debe aceptar con sumisión el encargo de buscarle concubinas y acogerlas bajo su techo. Primero será la quinceañera Suga, luego vendrá la extrovertida Yuri... Con el tiempo, gracias a su inusitada fortaleza interior y a su tenacidad, va reprimiendo su dolor y desilusión, llegando a aceptar a las concubinas como miembros de su familia, incluso viendo el riesgo de que éstas le arrebaten el amor de su marido y el de su hija Etsuko.
Fumiko Enchi, como en gran parte de su obra, centra el eje de la trama en las adversidades que sufren las mujeres. Tomando como modelo a su propia abuela, aborda la obligada sumisión de la mujer, impuesta por las tradiciones, frente a su lucha silenciosa por mantener su dignidad, su identidad. En esta novela, llena de sutilezas y sentimientos contenidos, jugando con los estados anímicos de las estaciones, nos presenta un cuadro de mujeres, bien perfiladas y complejas. Derrotadas, afligidas, pero que no reclaman compasión, sino todo lo contrario, admiración, por su entereza. Las reformas de la era Meiji al final llegaron a las mujeres, pero, como le ocurre a Tomo, tuvieron que pasar por " Los años de espera " .
Fumiko Enchi, seudónimo de Fumi Ueda, es una de las escritoras japonesas más importantes de la segunda mitad del siglo XX y la mujer que más galardones literarios recibió en su país. Nacida en Tokyo, en 1905, desde muy joven se familiarizó con los clásicos y se aficionó a la estética decadente de la última etapa de la era Edo. Tres de sus obras obtuvieron el premio Junichiro Tanizaki. Con "Los años de espera", publicada en Alianza Literaria, logró el premio Noma, el galardón literario más importante de Japón. Tradujo al japonés moderno a gran parte de los clásicos, entre otros el "Genji monogatari", de Murasaki Shikibu. En 1985 recibió la medalla al mérito cultural. Un año después, poco antes de su fallecimiento, fue elegida miembro de la Academia de las Artes.