Cuando en 1949 se estrenó en Nueva York Muerte de un viajante, obtuvo de inmediato un éxito que catapultó a la fama a Arthur Miller, hoy convertido en todo un clásico del teatro norteamericano del siglo XX. Llevada innumerables veces a las tablas en todo el mundo, y en varias ocasiones a la pantalla, más de cincuenta años después de su estreno esta obra ha pasado a ser un símbolo de la tragedia del hombre corriente en una sociedad que lo aniquila y de la inutilidad del sacrificio.
Willy Loman ha trabajado como viajante de comercio durante toda su vida para conseguir lo que cualquier hombre desea: comprar una casa, educar a sus hijos, darle una vida digna a su mujer. Tiene sesenta años, y está extenuado; pide un aumento de sueldo, pero se lo niegan y acaba siendo despedido «por su propio bien», pues ya no rinde en su trabajo como antes. Todo parece derrumbarse: no podrá pagar la hipoteca de la casa y, para colmo, sus dos hijos no hacen nada de provecho. ¿No se ha sacrificado él siempre para que estudiaran y se colocaran bien? A medida que avanzan las horas, la avalancha de problemas crece de modo imparable, pero Willy vive otra realidad, en otro mundo: ¡ha soñado con tantas cosas!... Ha sido un perfecto trabajador, un perfecto padre y marido: ¿dónde está el error?, ¿en él o en los demás?
«La tragedia de Willy Loman está en que dio su vida, o la vendió, para justificar que la había desperdiciado», escribió Arthur Miller, quien, a propósito de la triste vigencia de esta obra, dijo en cierta ocasión: «El que siga habiendo tantos Willy en el mundo se debe a que el hombre se supedita a las imperiosas necesidades de la sociedad o de la tecnología aniquilándose como individuo? Pero la obra trata de algo aún más primitivo. Como muchos mitos y dramas clásicos, es una historia sobre la violencia en el seno de las familias.»
Arthur Miller
nació en Nueva York en 1915 y falleció
en 2005. Clásico incontestable de la escena estadounidense, Miller escribió algunas de las obras maestras del siglo
xx, además
de obras de ficción, ensayo y crítica. Entre sus numerosos galardones se cuentan el Premio Pulitzer (1949)
o el premio de la crítica teatral neoyorquina en dos
ocasiones, así como el Premio Príncipe
de Asturias de las Letras
(2002). Hombre público por su compromiso social -y su vida privada-, nadie como Miller ha sabido reflejar las frustraciones y desengaños de la sociedad estadounidense. Tusquets Editores ha
publicado su autobiografía titulada Vueltas
al tiempo (Andanzas
78), la recopilación de ensayos
Al correr de los años
(Marginales 208), obras de teatro tan célebres como Las brujas de Salem y El crisol (Marginales 156 y Fábula 245), Muerte de un viajante
(Marginales 188), Panorama desde
el puente (Marginales
217) y El descenso del monte Morgan (Marginales 234), así como sus novelas
En el punto
de mira (Andanzas 247) y Una chica cualquiera (Andanzas 293 y Fábula 134) y el volumen de relatos Ya no te necesito (Andanzas 502).