MAGALLÓN, CARMEN / ARJONA, PEDRO (Ilustración)
Las mujeres no son mejores ni más pacíficas que los hombres pero han tenido y tienen un importante protagonismo en la causa de la paz. Desde el lugar de la extrañeza del que hablara Virginia Woolf, en este caso extrañas a la racionalidad bélica, pensadoras y activistas trataron de convencer al mundo de la locura de la guerra. Su bagaje no está solo en los grupos organizados. Impregna el quehacer cotidiano de tantas mujeres cuyo trabajo es crucial para el sostenimiento de la vida. Frente a la lógica de la acumulación económica que rige en el mundo globalizado actual, la lógica de la sostenibilidad de la vida, que subyace en su trabajo y el de otros grupos humanos del mundo, se levanta como una alternativa necesaria para la supervivencia de la especie. La autora recoge en este libro diversas prácticas y propuestas desde la iniciativa en medio de la Primera Guerra Mundial de reunirse en La Haya para proponer una salida negociada al conflicto hasta iniciativas como el Campamento de Mujeres de Greenham Common en los años ochenta, en plena Guerra Fría, fuente de inspiración para el conjunto del movimiento pacifista antinuclear, pasando por las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, las viudas de Guatemala o las Madres de El Salvador, que se organizaron para la denuncia de los desaparecidos y contra la impunidad de los responsables; las Mujeres de Negro, desde Israel y Belgrado, que levantaron su voz contra las políticas agresivas de sus gobiernos, y la Ruta Pacífica de las Mujeres Colombianas que sigue tratando de desactivar en el día a día los artefactos que mantienen la guerra en su país. Aborda asimismo avatares y ejemplos de la participación de las mujeres en las mesas de negociación de la paz, impulsada desde el año 2000 por la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad.