«Sabemos mucho más acerca del aire que respiramos o de los mares que atravesamos, que acerca de la naturaleza y del significado de la maternidad». En medio del clima de activismo y publicación feminista de los años setenta del siglo XX, la cuestión de la maternidad no había sido abordada en toda su complejidad hasta la aparición de este libro. Nacemos de mujer fue publicado en 1976. En este trabajo, Adrienne Rich aunó vivencias, investigación histórica y antropológica y reflexión feminista con el propósito de radiografiar la «institución de maternidad»: la maternidad bajo el patriarcado como un conjunto de normas y controles que organizan las funciones de la familia y las labores de las «mujeres» respecto de su rol programado socialmente. Enfrentada a esta institución, la autora apostó por recuperar la palabra «maternidad» junto con la experiencia única, diversa, personal, compartida, en un análisis abierto que no deja de abordar los condicionamientos, las imposiciones y los roles. En nuestro tiempo, aún, tenemos mucho que pensar sobre cómo el capitalismo y el patriarcado usurpan las experiencias de los cuerpos gestantes; por eso, disponer de Nacemos de mujer es un excelente punto de partida.
Adrienne Rich (Baltimore, 1929 - Santa Cruz, California, 2012) fue poeta, ensayista, académica, intelectual y una de las escritoras más influyentes del movimiento feminista. Rich recibió numerosas distinciones a lo largo de su carrera: el National Book Award de Poesía, la beca «Genius» de la Fundación MacArthur, la Medalla de la Fundación Nacional del Libro por su Contribución a las Letras Estadounidenses y un Premio Griffin Trust por Excelencia en Poesía. A lo largo de seis décadas de producción literaria, publicó más de una veintena de poemarios, y libros de no ficción tan relevantes como Nacemos de mujer (Traficantes de Sueños, 2019) o Ensayos esenciales (Capitán Swing, 2019). En 1997, Rich rechazó la Medalla Nacional de las Artes como acto de protesta contra el Gobierno de Bill Clinton. En 1974, al ser galardonada con el National Book Award se negó a recibirlo individualmente, por lo que se unió a otras dos poetas nominadas, Alice Walker y Audre Lorde, para aceptarlo en nombre de todas las mujeres «cuyas voces aún no se han escuchado en un mundo patriarcal».