Aunque no se pareciera al actor Ralph Fiennes ni la película de Anthony Mighella El paciente inglés fuera fiel reflejo de su propia vida, el aventurero austrohúngaro Ladislaus E. Almázy existió realmente, y además escribió las páginas de este libro. Apareció por Egipto a principios de los años veinte como probador de coches para la marca austriaca Steyr, pero eso le llevó inevitablemente a emprender travesías automovilísticas por las zonas más remotas y peligrosas del Sahara Oriental, aquel que forma parte de Libia y Egipto. La más importante fue la que llevó a cabo de Mombasa a Alejandría con el príncipe Ferdinand von Liechtenstein en 1929, en la que recorrieron la famosa Ruta de las caravanas de Darb El Arbe'in, utilizada ya en tiempos de los faraones. Más tarde, sus exploraciones en automóvil y en pequeños aviones le llevaron a descubrir, cerca del oasis de Zarzura, en el uadi Sora -que bautizó como el valle de las imágenes-, las pinturas rupestres de los nadadores del desierto. Era el año 1932 y Almázy se trataba tanto con el ejército nazi como con el inglés, y desde luego con arqueólogos e historiadores de cualquier nacionalidad... hasta que comenzó la guerra.
En estas páginas se encuentran las aventuras más extremas por una zona del planeta cuyas temperaturas y cuya bajísima humedad se hace incompatible con la vida humana.