A pesar de no tener palabras, éste es un libro que hay que leer con los ojos bien abiertos. La canción que no tiene letra no deja de ser canción, y el acertijo al que no acompaña su respuesta (colocada bocabajo al pie de la página) no es menos misterioso. Al abrir el libro hagamos como sugiere Dolores Fuzilli, su epiloguista, que se debe hacer cuando se pasea por la calle: limitémonos a observar atentamente cada detalle y a escudriñar más allá de los márgenes de las ventanas, donde está sin duda lo más interesante.
(Barcelona, 1955) es un autor grafico cuya obra abarca campos como la ilustracion y la animacion. Su faceta de ilustrador de libros fue reconocida en 2008 con el Premio Nacional de Ilustracion.