MARTÍN ARAN / CHEMA LUMBRERAS (Ilustración)
El inmaduro y seboso Jack Lacombe detesta al opulento ranchero Jeff Baldwin, esposo de su hermana Lucía Lacombe. La aversión de Jack hacia su cuñado es tan intensa que planea arrebatarle a su único hijo, Robert Baldwin, o Jorge del Moral, o
, en una rocambolesca maniobra legal. En el momento preciso, consigue camuflar a su sobrino como agregado cultural en Ámsterdam, ciudad a la que llegarán por valija diplomática unos voluminosos catálogos de arte impregnados de cocaína de gran pureza. Hay un crimen. O la apariencia de un crimen. Hay un millón de dólares en juego. Hay un bar, hay amigos
María ama a Robert Baldwin y cuenta su historia de amor. El narrador Huracán Dante lo irá anotando todo hasta que los personajes se le rebelen pirandelianamente y lo expulsen de su propia novela
Con estos mimbres convencionales en apariencia, Martín Arán construye un relato absolutamente embriagador en el que, más allá de su trama, nos seduce la vigorosa capacidad para crear atmósferas. Nocturno en Merys Bar es un sorprendente catálogo de emociones con el que poner de relieve que a pesar de nuestros fracasos y nuestras frustraciones, debe triunfar la energía vital que nos proporcionan el amor y la amistad, la creación artística, la literatura... La Literatura sobre todo, erigida en inigualable motor del mundo, en prodigiosa e irrenunciable patología. Borges, Cervantes, Ciorán, Perec, lo certifican aquí entre una cantidad indecente de dry martinis y la música de Chet Baker.