He aquí uno de los más grandes poemas épicos de todos los tiempos: Odisea. En él se narra el regreso del héroe, Odiseo, a su patria, Ítaca, después de la conquista de Troya. Compuesta como la Ilíada en hexámetros, recoge numerosos cuentos populares y leyendas que, adaptadas, se integran en la epopeya. De este modo, mientras que en la Ilíada el tema central, la cólera de Aquiles, va avanzando inexorablemente, verso a verso, desde su planteamiento hasta su desenlace, en Odisea el regreso del héroe es narrado, con arte magistral, sin recelar de las vueltas atrás o de las digresiones, porque el objetivo supremo es lograr mayor gozo en la narración de bellas historias. Todo ello se logra, además, sin que merme en absoluto la cohesión que mantiene unidos sus episodios.
Según la tradición, el poeta griego Homero (ss. IX-VIII a. de C., aproximadamente) fue el autor de la Ilíada y de la Odisea, por lo que es considerado uno de los escritores más influyentes de todos los tiempos. Algunos críticos modernos, sin embargo, mantienen que Homero no fue el auténtico creador de estas obras, sino que se limitó a compilar y unificar una gran cantidad de relatos orales que él mismo recitaba. Sea como fuere, ambos poemas se convirtieron en la base de la educación y cultura griega en la época clásica, así como de la literatura occidental moderna.