Desde su nacimiento, Pablo pasó toda su vida en el seno del judaísmo. Es cierto que, al acercarse a su figura desde el estudio de sus cartas, la mayoría de las tradiciones posteriores lo desplazaron de este contexto, entendiéndolo ante todo como un «converso», como un «exjudío», que funda el cristianismo gentil.
Sin embargo, Pablo jamás renunció a ser judío. Menos aún pudo imaginar que las generaciones posteriores, en retrospectiva, lo comprendieran a partir de acontecimientos determinantes pero posteriores a él: en concreto, la destrucción del Templo de su Dios y de la ciudad santa por Roma, los nuevos movimientos gentiles independientes del judaísmo y hostiles a él, que adoptaron la teología de sus cartas, y el no cumplimiento de la venida inminente del mesías, eje de su mensaje.
El objetivo de este estudio de carácter histórico es acercarse lo más posible a la imagen que Pablo tenía de símismo como el mensajero profético de Dios, llamado desde el vientre de su madre para llevar a las naciones en el tiempo final de la historia la buena nueva de la inminente salvación.
Paula Fredriksen es una reconocida historiadora de la Antigüedad cristiana y de las relaciones entre judaísmo y paganismo