A partir del 18 de julio de 1936, y a lo largo de casi tres años, los ojos del mundo se fi jaron fascinados en todo lo que sucedía en una España que peleaba por conquistar su futuro y asumir de nuevo su protagonismo en los asuntos del mundo. En Panamá se vivió la guerra civil con asombro y con pasión, con estremecimiento y dolor, y con la conciencia de que lo que ocurría en España era, de un modo sin duda inquietante, un espejo de las tensiones y luchas que desgarraban y habían de seguir desgarrando la vida política, social e intelectual del Istmo.
Hubo varios factores determinantes en la repercusión del confl icto en los intelectuales de Panamá: la presencia del poeta León Felipe como profesor de la Universidad Nacional, la reiterada insistencia en el tema de la contienda por parte de varios de los columnistas más destacados del país Octavio Méndez Pereira, Leo Pardo, Enrique Ruiz Vernacci, el homenaje a Federico García Lorca organizado en la Universidad en julio de 1937, y las complicadas negociaciones llevadas a cabo entre Valencia y Panamá para resolver la crisis de los centenares de simpatizantes franquistas asilados en la Legación panameña de Madrid.