« Me llamo Pepa, estoy divorciada y hoy cumplo cuarenta hermosos años. Lo de hermosos lo digo por decir algo positivo, pues la depresión que comienza a acecharme amenaza con ser épica, preámbulo de una estupenda crisis. Trabajo en un gran : banco, no importa cual. Todos en el fondo son iguales, ` enormes máquinas de chupar la sangre a los incautos clientes hasta el punto en que puedan soportarlo sin morirse. Hoy es mi cumpleaños. Y, si a los veinticinco años una chica tiene que empezar a pensar, a los cuarenta hay que echarse a temblar. Sobre todo si, como yo, te encuentras en las siguientes circunstancias: sola (recientemente divorciada). sin hijos (porque lo vas dejando, a ver si tienes tiempo, a ver si arreglan un poco las cosas). y con dos amigas algo raritas por toda compañía.