Mover una sola coma puede alterar por completo no sólo el sentido de un escrito sino el futuro de una persona. Cuentan que hace mucho tiempo un rey conmutó una dura resolución: «Perdón imposible, que cumpla su condena» por la clemencia: «Perdón, imposible que cumpla su condena». La puntuación resulta clave para la comunicación por escrito. sin embargo no se rige por reglas fijas (como las hay, por ejemplo, para escribir b y v). En general usamos una puntuación deficiente, y no es extraño: puntuar exige el esfuerzo de situarse al tiempo en el lugar del que escribe y del que va a leer. La puntuación puede expresar muchos matices: duda, dolor, ironía, vacilación o pudor, pero existen muchas emociones más, y para expresarlas el que escribe debe hacer bricolage con un sistema de signos antiquísimo... que no hay dos escritores que, utilicen igual.