LEOPARDI, GIACOMO / U (Ilustración)
Giacomo Leopardi (Recanati, 1798-Napoli, 1837) es el poeta clásico y romántico por excelencia, anticipador de la sensibilidad moderna y autor considerado por tanto como nuestro contemporáneo. Así lo vieron los escritores españoles cuya primera recepción, en parte tardía, se debió a Juan Valera, Menéndez y Pelayo, Alcalá Galiano, a las antologías de Esterlich y Maristany y a la monografía de Carmen de Burgos «Colombine». Pero la etapa fundamental en la difusión de la poesía del autor de Recanati la realiza el sevillano Miguel Romero Martínez con su excelente traducción de los Cantos publicada en 1928, traducción que rescatamos para esta edición que viene además aderezada con una introducción de Gabriele Morelli, donde, entre otras cosas, encontraremos un pormenorizado cotejo de las versiones leopardianas aparecidas anteriormente en España. Traducción «precisa y fiel», apunta Unamuno, limitando su lectura al texto «La retama», que él mismo había dado a conocer. La importancia y la novedad de esta traducción de Romero Martínez, que Luis Cernuda leyó y que la introducción de Morelli estudia como posible influencia, radica en la adquisición y reinvención de los elementos formales a partir de un intenso entramado sonoro, con los que se logra, en lengua española, sustentar la belleza lírica de los Cantos.
Giacomo Leopardi nació en 1798 en Recanati (Italia), hijo del conde Monaldo Leopardi y de la marquesa Adelaida Antici. A los 18 años escribe odas griegas y de erudición histórica y filológica, así como libros de carácter enciclopédico. En 1817 anota los primeros pensamientos para el que habría de ser una especie de voluminoso diario, el Zibaldone. En 1819 madura su «conversión filosófica» y tiene lugar el paso de la poesía a la filosofía que caracterizará a su obra. Tras un fallido intento de fuga de su casa, en 1823 viaja a Roma. Residirá después en Milán, Bolonia, Florencia y Pisa. En 1831 ve la luz en Florencia la edición de los Cantos. En 1836, para huir de la amenaza del cólera, se refugia en La Ginestra, en las laderas del Vesubio, y el 14 de junio de 1837 muere a los 39 años.