Tras la victoria definitiva sobre el absolutismo, se asentaron en Europa las bases sobre las que descansa el orden social del presente: la igualdad ante la ley, los derechos y las libertades, el poder político representativo y el pleno capitalismo. La España isabelina, tan a menudo despreciada o condenada por sus herederos, formó parte inseparable de esa Europa en ciernes. Sus dirigentes compartieron virtudes y carencias con los de países vecinos más avanzados. sus ciudadanos ganaron y perdieron en la medida que lo hacían sus semejantes del otro lado de los Pirineos. Sobre todo, unos y otros opusieron una decidida voluntad de modernización a la pérdida de un imperio, a los estragos causados por cuatro décadas de guerras y al retraso acumulado a lo largo de varios siglos. No todo el esfuerzo se hizo en vano. Progreso y libertad propone repensar una España tan abigarrada como la actual insertándola en aquella Europa y ponderar los éxitos y fracasos de ambas tras haberlas contemplado desde distintos ángulos. Para ello, la comparación sistemática y cuantificada se combina con la narración de los acontecimientos y la atención a los nombres propios. Necesidad e indeterminación corren parejas al hablar del tiempo en que los europeos se creyeron dueños completos de un futuro que iba a cumplir solamente una parte de sus designios.
Manuel Santirso es profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona, en la que se doctoró en historia el año 1994. Especialista en el siglo XIX español, ha publicado Revolució liberal i guerra civil a Catalunya (1999) y Acords reservats de la Junta de Berga, 1837-1839 (2005), El informe Tanski y la guerra civil de 1833-1840 (2011), así como varios artículos en las principales revistas de la disciplina.