El presente estudio aborda la obra de Giordano Bruno como una consciente reivindicación de la Filosofía. Ello es mucho más que la simple banalidad de que alguien defienda su oficio. Tras el gesto bruniano hay, por un lado, una idea precisa y fuerte de la Filosofía y del sujeto que la realiza (el Filósofo), idea que Bruno ve y vive como un conflicto radical con la realidad contemporánea del filósofo y la filosofía, así como con la inmediata tradición intelectual en que tanto el uno como la otra se insertan: la cultura cristiana y el lugar que ésta les concede. (...) Tras el gesto bruniano está la convicción de que se inicia una nueva etapa histórica que pone fin a un largo período de subversiónde valores y del mismo lenguaje que ha tenido en el cristianimo y en su premisa griega (el aristotelismo) su factor desencadenante. (...) Su reivindicación de la Filosofía se hace mendiante la apelación directa a lo que, fundamentalmente, había sido la filosofía en Grecia desde los orígenes hasta la culminación en Platón y en la tradición platónica: la vía auténtica de conocimiento y unión con la divinidad a través del conocimiento de la realidad, de lo que existe y del conimiento de uno mismo.