Una terrible peste azota al pueblo en el que transcurre esta ficción. Los infectados sólo encuentran refugio en el salón de belleza del peluquero, un espacio que se convierte en hospital, casa y morada final de los afectados. Mientras los humanos mueren, los peces de la pecera del salón son únicos testigos de sus finales. Así de cruda y claustrofóbica es la novela del autor mexicano, una obra sin moraleja , según la editorial Tusquets.